
Ximena Romo comenta sobre su participación en la película La diosa del asfalto, en donde interpreta a Max. La cinta se estrena en México el próximo 30 de abril.
Cuando me dijeron que tenía el papel de Max en La diosa del asfalto fue una absoluta sorpresa. Después de hacer dos castings, y por la naturaleza misma del personaje, estaba segura de que ese papel no iba a ser para mí y por lo mismo lo primero que sentí fue un miedo enorme. Max es lo más arriesgado y difícil que he hecho en toda mi carrera; implicó un cambio radical tanto física como emocionalmente para poder encarnar a una mujer que se resiste a ser la víctima de su entorno violento y machista, convirtiéndose en una líder que defiende y aboga por cada una de sus amigas.
Para mí, lo primero fue entender que estas personas no tienen un futuro comprado, no le importan a nadie más que a ellas mismas, han sido olvidadas por la sociedad y su única manera de sobrevivir es uniéndose en esta banda. El proceso de filmación fue arduo y muy complicado, las locaciones estaban a dos horas de la ciudad, con casi la mitad de los llamados nocturnos, grabando todos los días por casi dos meses en lugares que podían llegar a ser peligrosos. Pero nada de eso fue un problema, ya que el ambiente del set siempre era de mucha complicidad y compañerismo; entre las cinco compañeras de escena se creó algo mágico que traspasó la ficción, nos volvimos el apoyo y la contención de todas, cada una aportaba algo singular al trabajo haciendo de este reparto de lo más acertado de la película.
Por otro lado, la forma de trabajar de nuestro director, Julián Hernández, fue una experiencia completamente distinta a lo que estaba acostumbrada, sus plano-secuencias largos y con pocos cortes, exigían que cada toma tuviera que ser perfecta, todos los elementos tenían que estar correctos y esto nos demandaba mucha precisión.
El guion que escribieron Inés Morales y Susana Quiroz (a quienes conocimos más hacia el final de la filmación) fue un regalo muy preciado que nos dio a todos un sentido de responsabilidad enorme, ya que es una historia que por años ha luchado para ser escuchada, y la historia que nos presentan realmente contribuye a mirar a los personajes femeninos desde otro punto de vista: uno más humano y real, con matices y contradicciones, con diferencias, pero también con universalidad; personajes que viven sus circunstancias con valentía, pero que al mismo tiempo sufren con sus propios errores. Estoy contenta con el trabajo que hicimos y no puedo esperar a que todos vean esta historia tan importante.